sábado, 21 de abril de 2007

TANTRA PARA MUJERES

Esto de internet es un misterio que nos lleva a formar parte de las bases de datos más insospechadas y uno recibe enigmáticos e-mails procedentes de quién sabe qué cubiles ocultos. Hace unos días me ha llegado uno que me invita a una cosa que se llama TANTRA PARA MUJERES . No sé cómo han ido a dar mis huesos virtuales a semejante lista de correo, pues mi ignorancia en estas cuestiones esotérico-místicas es total y, quizá por ello, tambien es total mi escepticismo. Con el paso de los años me voy pegando más y más a la realidad, a lo tangible, y el más acá me ocupa tanto tiempo y tanto espacio que el más allá lo tengo bastante abandonado.

Así que me he puesto a investigar en esta cosa del Tantra y descubro que, sintetizando, consiste en una vía para encontrar la parte más placentera de nuestra vida y descubrir la fantástica fuente de energía luminosa que hay en nuestro interior (sic), y para comunicarnos con el mundo mejorando nuestra capacidad física, energética, amorosa, sexual y sensual (sic); vamos que una sale del taller levitando e irradiando buen rollito.

Yo es que soy muy elemental en estas cosas y creía que las emociones me llegaban de fuera; que me enternecía viendo la cantidad de vida que encierran los diminutos cuerpos de mis nuevos nietos y los gestos de sus boquitas cuando duermen, que me enamoraban los ojos de algunos hombres y su modo de acariciar, que me podía conmover hasta las lágrimas mirando un atardecer o que me exasperaban y cabreaban ciertos elementos que andan por ahí largando mentiras. Pero, por lo visto, todo está en mí de antemano; yo sólo tengo que encontrarlo y eliminar de un tantrazo las energías negativas, y así liberar la diosa que llevo dentro y volverme indiferente a las tonterías que dice Angel Acebes. Qué cosas.

Parece ser que esto del tantra está íntimamente relacionado con la sexualidad de cada cual, con lo que deduzco que lo primero que se pone a funcionar a tope es el instinto más primario y a partir de ahí empieza a moverse todo lo demás. No está mal el plan pero me desilusiona un poco que sea para mujeres; ya he dicho alguna vez que no soy partidaria de los ghetos -me gusta la integración y la comunicación con los varones- y mucho menos en estos asuntos. Y el e-mail me dice que es un día exclusivamente para mí y para compartir mis experiencias con mujeres. Añade que me lleve una toalla y lo necesario para mi cuidado personal. ¡¡¡¿...?!!!

Hace unos años frecuentaba un taller de poesía encuadrado en un espacio político/feminista. Empecé a ir por la cosa literaria, por compartir mis escritos con otras personas -independientemente de que fueran mujeres u hombres- aprender técnica poética y someterme a la crítica, que siempre es saludable. Pero lo dejé porque me mareaba el aroma a bollería que flotaba en el ambiente y porque al final, todos esos ghetos cerrados que van de modernos respiran una moralina cursi que me recuerda al colegio de monjas. No tengo nada contra esa opción sexual ni contra ninguna otra, siempre que no se haga proselitismo ni se trate de impregnar con ella cualquier actividad.

Y no sé si estoy muy de acuerdo en eso de que haya que eliminar el sufrimiento de nuestra vida. Estamos hechos de luces y sombras, de grandezas y miserias. Lo que hemos vivido conforma nuestra propia materia, lo que hace que seamos como somos; seguramente, sin sombras y sin miserias seríamos otros, puede que más felices pero, sin duda, menos humanos. Y, por otra parte, a veces el dolor es la única huella que nos queda de algunas zonas de nuestro pasado que ni podemos ni queremos hacer que desaparezcan.

Otra cosa sería que pudiéramos eliminar la causa del dolor. Pero me temo que eso ni con el tantra.