Hasta el sol está perezoso esta mañana inaugural, las calles desiertas y un viento que arrastra restos de la noche: vasos de papel, gorritos y confetti. También en mi casa se ha instalado el silencio, parece que el teléfono se ha declarado en huelga.
En la tele bailan mis príncipes azules y levantan en vilo a princesas etéreas.
Yo, sola en bata y pijama, escucho la música de los cuentos de hadas y un Danubio de todos los colores me inunda el alma de melancolía.
Qué le vamos a hacer, así es la vida...