viernes, 8 de febrero de 2008

AGUAMARGA

No tengo foto suya, ni la habilidad para buscarla en san google, como ella hizo cuando me fui yo. Porque estar, seguro que está en algún recoveco del ciberespacio dedicado a las mentes privilegiadas. Mira por donde, se me acaba de ocurrir, voy a escribir "mentes privilegiadas" y a pulsar a continuación "voy a tener suerte"; seguro que sale. También podría escribir "inteligencia", "prudencia", "sensibilidad", "ironía", "rapidez mental" y con cualquiera de estos conceptos -mejor con todos juntos- el google la encontrará y si no la encuentra es que el google no sirve para nada. Y ya, si fallan todos, hay que meter "honestidad".

Porque todo eso y mucho más es Aguamarga. Esas emociones que se le escapan y, al mismo tiempo, ese pudor para esconderlas. Algunos aquí nos despelotamos, nos quedamos en cueros vivos sin recato. Ella no; ella siempre se deja un velo por encima del dolor, pone distancia y viste de escepticismo su mirada. Pero yo no me lo creo. Se lo dije una vez en un comentario y regañó a Elefancia porque me hizo la ola. No me lo creo. Aguamarga se va de la blogosfera porque estaba a punto de enseñarnos su "yo verdadero". Bueno, pues nos lo vamos a perder y bien que lo siento, aunque si el yo que nos ha enseñado es falso, miedo me da pensar en el verdadero; como diría un argentino, a mi no me da el piné para llegar a su altura.

La cruda realidad es que se va, porque ella sí tiene palabra, no como otras que estamos aquejadas de incontinencia verbal permanente.

De todas formas con lo que nos ha dejado ver, con lo que hemos adivinado debajo del velo, tenemos para mucho pensar.

Yo espero que cuando acabemos de absorber todo lo que nos ha dicho con sus palabras y con sus silencios vuelva a darnos unas cuantas lecciones. Tenemos trabajo.