martes, 12 de febrero de 2008

¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ EL INFIERNO?

Desde que me he enterado de que el infierno es un lugar físico, no paro de darle al google earth poniendo infierno en el buscador, pero no acaba de encontrarlo. Y ya es raro porque el google earth encuentra todo, hasta los lugares más recónditos y diminutos. Sin ir más lejos, este verano dió a la primera con Pereda de Ancares que es un pueblito, perdido entre montañas, de cuarenta y tantos habitantes; yo creo que en el infierno deben vivir algunos más, con todos los malos que en el mundo han sido desde toda la eternidad; que esa es otra, desde toda la eternidad y para toda la eternidad. Eso es un montón de gente, mucha más que en las manifas de la AVT y teniendo en cuenta que, según los manifestómetros, en un metro cuadrado sólo entran cuatro o cinco personas, la extensión del infierno a la fuerza tiene que ser grande, pero muy, muy grande, aunque estén como en el camarote de los hermanos Marx; yo no entiendo por qué no está indicado en los mapas de carreteras, que es que los gepeses se vuelven locos y al final puede uno acabar en cualquier sitio, en cualquiera de las muchas sucursales que el infierno tiene repartidas por esos mundos. Uno puede caer en Irak, en Gaza, en Guantánamo, vaya usted a saber. A no ser que esté en otro planeta, pero a ver entonces como vamos a llegar hasta allí los condenados de a pie, porque yo tengo oido que los viajes interplanetarios cuestan una pasta y eso es un lujo que no se puede permitir cualquier pecador de barrio ni con la paga extra. Y tampoco es cosa de pedir un préstamo personal para pagarse el viaje al infierno, porque creo que de allí no se vuelve y luego le deja uno a los hijos un marronazo del demonio y bastante tienen ellos con la hipoteca y la guardería de los niños.

Igual yo no lo he entendido bien y lo que pasa es que el infierno está dentro de cada cual, creo que va a ser eso. A ver, si no, por qué nos empeñamos siempre en querer otra cosa distinta de lo que hay, en lugar de sentirnos afortunados por tener lo que tenemos y vivir como vivimos. Por qué no ponemos un poquito más de interés en sacarle partido a esta puta vida, que no es tan puta, oyes, si se le pilla el puntito. A veces puede ser increiblemente maravillosa, sólo hay que dar un rodeo para esquivar el propio infierno.