domingo, 24 de febrero de 2008

Y QUÉ DECIR DE LAS MIMOSAS...

... y el arte que se dan para apropiarse del sol y concentrarlo en bolitas como gotas de miel, que es que les da lo mismo que esté nublado o llueva; no se cortan un pelo con su traje amarillo y encima ese olor que es un insulto a la tristeza.

Porque tanta belleza junta casi no se puede soportar a solas, nos trae todas las ausencias de golpe, las temporales y las definitivas y, mirándola, estamos más solos que nunca.

Porque es un contradiós no poder compartirla, qué diablos hago aquí ante esta maravilla, emborrachándome de vida, bebiendo en solitario este licor afrodisiaco, sacándome de quicio los sentidos...

Porque no viene a cuento que quizá en otros parques, lejos, quién sabe dónde, alguien me eche de menos mirando otras mimosas como estas y se emborrache con su aroma, también solo.