jueves, 10 de abril de 2008

¡¡¡MUCHO GETA!!!

Lo que ha ocurrido hoy en el Coliseum Alfonso Pérez es más que fútbol. Es una injusticia, es una crueldad, es la negación de los sueños, es el reflejo de la realidad, es la puta vida. Es que los débiles nunca ganan.

No estoy hablando de fútbol. Estoy hablando de justicia. Me diréis que estoy loca, que sólo es un partido de fútbol, que esto no cambia mi vida, que mañana me levantaré a la misma hora que si hubieran ganado y mi cuenta corriente estará igual de tiesa. Pero no es eso.

Es que el Getafe es un equipo de barrio, de barrio obrero, que hace muy pocos años estaba en segunda, que sus jugadores no son estrellas ni ganan dinerales estratosféricos. Y jugaba contra el todopoderoso Bayern de Münich. Hace una semana, antes del partido de ida, Beckenbauer, el gran Beckenbauer, se preguntaba: ¿pero quién es el Getafe, qué equipo es ese?. Pues al final del partido se enteró de que el Getafe era un equipo que, a base de fe, a base de orgullo, a base de rabia, a base de güevos empató al Bayern en su casa. Y hoy han jugado aquí; a los tres minutos el árbitro ha expulsado a De la Red -yo no sé si con justicia o sin ella, no entiendo nada- pero el Geta ha seguido dejándose la piel jugando con diez y un tal Contra ha metido un golazo. 1-0; el Bayern estaba eliminado. Pero en el útimo segundo del último minuto del segundo tiempo el Bayern ha empatado. Ahí hemos empezado a comprender que los sueños son una pérdida de tiempo. Íbamos a la prórroga, media hora más de tortura. Ahora saldrán desmoralizados, hemos pensado. Sí, sí; han salido como un vendaval y en cinco minutos han metido dos goles como dos castillos. 3-1. Volvíamos a soñar, la utopía era posible. David vencía a Goliat. Pero quedaban veinticinco minutos más de sufrimiento y vive dios que los hemos sufrido. El Geta no ha bajado la guardia en ningún momento, se ha dejado el físico y ha creado química en toda España, ahí estábamos todos con la bufanda azul en el alma. La epopeya de los humildes, de los que juegan por el orgullo, no por la pasta.

Pero el fútbol es tan injusto, tan cruel, como la vida misma. Y no podía ser tanta belleza. Cinco minutos antes del final han marcado los teutones rubios. 3-2. Aún acariciábamos el sueño. Pero en el último segundo del último minuto del segundo tiempo de la prórroga, el 4º Reich completo -incluido el portero Khan- ha cargado en tromba, como un tsunami, contra la portería del "Pato" Abondancieri que miraba horrorizado la que se le venía encima. Parecía que les fuera la vida en ello. Y sí, les iba la vida en ello y han marcado.

Yo me he quedado tan triste...tan triste. Es una tontería, mañana me voy a levantar a la misma hora y mi cuenta corriente estará igual de tiesa que siempre. Pero es que a mí cada vez me emocionan más las tonterías y menos las cosas serias; por ejemplo, que a fecha de hoy no entre en los planes de la liberal Esperanza Thatcher, digo...Aguirre, ser candidata a presidir el Gobierno de España. Eso sí que es serio.