domingo, 27 de julio de 2008

LOS SANTOS VERANEANTES

Este puente de santos diversos siempre lo paso en Sigüenza. El desfile celestial y familiar ya empezó el día 16 con la Virgen del Carmen, marinera y patrona de la Marina y, desde hace dieciséis meses, representada en mi familia por la gorda, que ha robado el protagonismo a mi cuñada Mamen, se siente. Entonces estaba yo levitando a veira do mar, con la mente un poco obnubilada por las emociones y los sentidos en plena ebullición.

El 24 viene Santa Cristina, de la que sólo sé que nació en el siglo IV de la era cristiana, hija de un general pagano que la arrojó al mar con una rueda de molino atada al cuello por abrazar la fe cristiana sin pedir permiso; eso es educación para la ciudadanía y lo demás son mariconadas. También se celebra ese día Santa Aguamarga, de la que no dispongo de más fotos que la que guardo en mi cabeza del único día que la ví en carne mortal, pero que sigo pensando que fue una suerte encontrarla en la blogosfera, en la que ha dejado un hueco que sólo ella puede llenar y no pierdo la esperanza de que lo haga algún día.

Sé que para ella, como para mí, el protagonista del mes es Santiago, bajo cualquiera de sus nombres; en mi caso y en mi casa, se le conoce más por San Jaime; no pudo vencer con su espada a la muerte y, desde hace dieciséis años, el día 25 me acerco al cementerio bajo un sol de justicia y dejo un enorme ramo de margaritas. Este año han venido conmigo mi madre y mis hermanas y le han regalado claveles rojos y amarillos formando la bandera española, que para eso es el Santo Patrón. Ahora tenemos otro Jaime, el gemelo, que nunca le va a sustituir pero que también le quiero con un cariño nuevo; superó el kilo seiscientos con que vino al mundo y hoy se pelea con su hermana en igualdad de condiciones. Y es que esto del cariño es inagotable y se reproduce por bipartición, como las amebas.

El 26 tenemos overboocking, con Santa Ana y Santa Solateras; mi madre, mi hija y yo misma. Junto con San Joaquín -un recuerdo para mi Sabinita- es la santa de las abuelas; creo que estoy cumpliendo sobradamente con mi destino y, no digamos, mi madre que de momento tiene siete bisnietos y todavía le quedan muchos nietos sin estrenarse en esto de la paternidad/maternidad. Ese día ella es la protagonista absoluta y, a pesar de lo que diga, está estupenda y va a conocer a unos cuantos bisnietos más. Ayer nos invitó a cenar a Alcuneza y estaba guapísima presidiendo la mesa en una noche estrellada y cálida, gloriosa, de esas con las que a veces nos regala Sigüenza. Ojalá sigamos celebrando Santa Ana muchos años más, con la lucidez que ahora tiene y esa capacidad de ponerse en el pellejo de cada uno de sus hijos y comprender nuestros problemas, tan diversos y, sobre todo los míos, tan distintos a los que ella ha tenido nunca. Un lujazo de madre.

Hoy es San Aurelio, nombre romano y de fonética un poco antigua. Mi padre siempre presumía de que contenía las cinco vocales. Busco en internet la historia del santo de mi padre y me encuentro varias versiones; una dice que era un obispo armenio del siglo V, amigo de San Agustín y de San Ambrosio, los dos grandes doctores de la Iglesia, aunque del primero se cuenta que en su juventud fue bastante pendón. Otra versión le sitúa dos siglos después y dice que era un joven de Córdoba casado con santa Natalia y que ambos sufrieron persucución y fueron decapitados por no hacerse musulmanes. No sé, supongo que son dos santos distintos pero me pega más que el de mi padre sea el de Córdoba, porque era moreno de verde luna y ojos muy negros y daba muy bien en una foto que tengo en la que aparece vestido del moro Alifafez, en una representación de La Venganza de Don Mendo que hizo en la Escuela Naval. En cualquier caso lo que sí le cuadraba es lo de que su nombre viene de aurum que significa oro y no porque fuera dado al lujo, que era un hombre austero donde los haya, sino porque para mí era una joya aunque, si de algo me lamento, es de no habérselo dicho lo suficiente. Con mi hermano no lo tengo contrastado, pero cada una de sus tres hijas nos creemos que éramos su favorita, no sé cómo lo hizo. Qué piensen lo que quieran, pero yo sé que era yo.

El desfile de julio se acaba con Santa Marta y Santa Fajasruiz, el día 29. Marta anda por los mares del sur con el amor renacido de sus propias cenizas, que esta niña me mata con tanto sobresalto. Desde aquí un abrazo para Luisa y Manolo, que estoy encantada de recuperarlos como consuegros, y mi inmensa gratitud por su comprensión.
Fajasruiz, tan lejos de mí ideológicamente, es una tía lista con la que me lo paso muy bien cuando la veo, con un sentido del humor cáustico y mordaz y una pluma ágil y fresca. Me gusta su blog y además me entero de los ecos de sociedad seguntinos. San Ignacio, el 31, cierra el mes. También tengo un sobrino y además es el cumple de su padre, mi hermano. Y no me puedo olvidar de mi amigo Ignacio, alias "El Dúples" que no sé si es consciente de cuánto le tengo que agradecer que me invitara a su sesenta cumpleaños. Pues felicidades a todos y gracias por estar en mi vida.

A parte de los santos, el mes de julio ha repartido felicidad y dolor a manos llenas, quizá demasiado llenas. El amor que, cuando es de verdad, es el sentimiento más noble y el que nos hace más felices, también es el que más dolor nos puede causar. Y es que el amor es un lujazo que no está al alcance de cualquiera; por lo visto algunos no nos lo podemos permitir. O no nos lo merecemos, no sé.