miércoles, 12 de noviembre de 2008

MADRID Y LA PUTA CRISIS

Estoy tan harta de oír hablar de la crisis y del apocalipsis que viene o que -como la primavera- ha venido y nadie sabe cómo ha sido, que me resisto a ver el telediario o a leer el periódico, sin hablar de las tertulias que constituyen por sí solas un pozo de sabiduría, para mí, insondable. ¡Cuánto cerebro desaprovechado! Lo único que veo, informativamente hablando, son los cinco minutos de Iñaki. Pasé un trauma cuando se fue de la SER porque estaba acostumbrada a inyectarme en vena su palabra inteligente, certera y legal al abrir el ojo por la mañana y el síndrome de abstinencia fue duro. Y ahora, ese ratito de las nueve menos cinco de la noche me reconcilia con el oficio de periodista. Deyanira, que está mucho más al loro que yo en esto de la información, nos transcribe su voz de cuando en cuando. Esta noche ha sido una de esas en las que está especialmente sembrado, no me resisto a hacer un cortipega con su editorial:

"Las mentiras penetran más fácil si se mezclan con insultos: los insultos nos distraen y la mentira cuela. Tras la muerte de dos soldados en Afganistán, los insultos a la ministra Carme Chacón nos han distraído mientras cuajaba la falacia de que España, a diferencia del resto del mundo, no asume su responsabilidad en Afganistán y que, en lugar de reconocer que ha ido a la guerra a luchar, se ha inventado una misión de paz, una cosa hippie de palomas, flores y solidaridad fraterna. Dos líneas sobre los insultos: burlarse de las lágrimas de la ministra en el funeral después de haber alabado las lágrimas de Obama es machismo de baja estofa; aludir a su condición de catalana, militante del PSC, para despreciarla por antiespañola, es roña cerebral. Pero, en relación con el fondo del asunto, las únicas tropas que están en Afganistán en misión de combate son las que desplegaron los Estados Unidos tras el atentado de las Torres Gemelas. Es la operación "libertad duradera", que derrocó en un año al régimen talibán y que ahora se enfrenta a los insurgentes y a los terroristas. Las demás, entre ellos las españolas, constituyen la fuerza compuesta por unos 50.000 soldados de 37 países, puesta en marcha por Naciones Unidas para ayudar al nuevo Gobierno afgano en la estabilización y reconstrucción del país. No se les encomendaban acciones de combate, entonces se creía que no quedaba más tarea militar que estrechar el cerco hasta cazar a Bin Laden y que esa era misión de "libertad duradera". El mandato de la ONU para la Isaf presentaba ambigüedades desde el principio y se ha ido haciendo más complejo y confuso a medida que se complicaban las cosas en el país. Es evidente que ahora debe ser reestudiado y es evidente que Obama se plantea hacerlo. Entonces veremos. Pero sepamos que nos pasa lo que a los otros 37 países y que no es Zapatero quien ha definido nuestro papel, sino Naciones Unidas. Esta es la verdad, por muy bendita que sea la mentira."

¿Alguien da más? Sin comentarios.

Dicho esto, que diría un tertuliano, os comunico que por fin los árboles de Madrid se están quitando la ropa poco a poco, como en un streeptease sensual y decadente y en los jardines del ministerio se han quedado luciendo una lencería de lujo, llena de encajes de colores cálidos. A pesar del frío, da gusto salir a fumar.

En Madrid pasan más cosas; por si lo de los árboles fuera poco, diversas bandas de música han tomado la Puerta del Sol; junto a la boca del metro, Nueva Orleans. Y a los pies del madroño, además del oso, hay una orquestina con jersey a rayas que encadena melodías, arrancando notas de unos instrumentos enormes que me pregunto cómo pueden transportar en el metro.


Madrid es un universo variopinto y cruel, inhóspito y tierno, que rezuma vida por cada adoquín. Que se defiende como puede de esta crisis de mierda y de todas las crisis que llevan -llevamos- a cuestas los que transitan -transitamos- por sus calles. Se defiende hasta de las mentiras benditas y sigue llenando los bares de Huertas y de la Cava Baja.

Madrid es mucho Madrid.