martes, 12 de octubre de 2010

ADIOS

Cuando dijiste adiós no me dí cuenta
de que era para siempre.

Debí estrechar más fuerte aquel abrazo
y detener mis labios
un instante en tu cuello
respirarte con ansia
entrelazar mis dedos con los tuyos
hasta que me dolieran
musitar en tu oído mi deseo.

Pero yo no sabía...
Y ya no volví a verte.