lunes, 15 de noviembre de 2010

AHORA, AFGANISTÁN

Esta entrada es la continuación de la que escribí el día 6 de abril de 2009, y ahí quedó suficientemente explicado quién es Fer. Cuatro meses después de aquello Fer volvió del Líbano y una creía ingenuamente que ya su madre y todos los demás podíamos estar tranquilos: el chico había cumplido de sobra sus deberes -no sé para con quién, pero desde luego no para con la Patria- y había vuelto sano y salvo. Pues resulta que no; hoy Fer, de nuevo con su mochila al hombro, se ha puesto el uniforme de camuflaje y ha subido a un avión camino del aeropuerto de Kabul. En principio por cinco meses, pero ya se verá.

Confieso que mi vocación militar es tan inexistente como mi vocación religiosa, por lo que me resulta incomprensible tanto la una como la otra; sin embargo, de tener que elegir bajo tortura alguna de las dos para uno cualquiera de mis hijos, me inclinaría por la cosa mística que, al menos sobre el papel, parece menos cruenta. No creo que exista patria alguna que merezca la muerte de ninguno de sus hijos, ni que ningún hijo de ninguna patria deba matar a nadie por amor a su supuesta madre. Y menos cuando está defendiendo unos intereses bastante turbios de una madre bastarda que le encontró en la calle. Porque yo no trago con que esto es para conseguir un mundo más libre y más seguro

Por lo visto son noventa y dos los militares españoles que han muerto en el conflicto -contando los setenta y tantos del Yakolev de infausta memoria-  cifra que, para tratarse de una misión de paz, parece bastante alta; menos mal que no es una misión de guerra. 

Hace siete años y pico llenamos las calles en protesta por la guerra de Irak y, en particular, por la participación española en la misma. Fueron varios días de movilizaciones y de manifestaciones -alguna frente a la embajada americana- en las que no sólo participamos  los que estábamos en la oposición a Aznar, sino muchos que le apoyaban. ¿Por qué ahora no? ¿Porque esta guerra está bajo el paraguas de la ONU? Venga hombre, que todos sabemos que la ONU es una casa de tolerancia, por decirlo de una manera suave. ¿Qué demonios está haciendo la ONU, por ejemplo, en el tema del Sahara?

Parto de la base de que no entiendo una palabra del tema, pero algo me dice que la guerra nunca ha sido ni será la solución de nada  y la historia nos enseña que en todas las épocas y en todos los continentes sólo ha servido para que el crecimiento del odio sea directamente proporcional a la sangre derramada. Se me abren las carnes ante los informes que revelan los documentos secretos del ejército USA filtrados recientemente a la prensa, que hablan de la aterradora eficacia de esos aviones sin tripular, teledirigidos desde una base de Nevada, para fulminar objetivos talibanes aunque, por error, naturalmente, se lleven por delante a quien haga falta. 

A mí todo esto me da mucho miedo; perdonadme que mire a mi entorno más cercano, pero sólo quiero que llegue abril cuanto antes para que Fer cumpla veintisiete años aquí, en su casa.