lunes, 19 de septiembre de 2011

UN DÍA COMO TANTOS

Está acabando el día y tengo que decirte
que ha resultado ser como otros tantos
desde la fecha incierta
en que me acostumbré a tu absurda muerte.

Es día diecinueve y no ha ocurrido nada
que no ocurriera ayer o hace tres años;
la vida ha continuado como siempre,
sólo la misma rabia silenciosa
de tus fotos estáticas,
de tu sonrisa quieta,
de la voz inaudible de tu ausencia.

Y ya no sé siquiera si me duele
o soy otra mujer distinta de tu madre;
ya no sé lo que queda de mi llanto,
se ha mezclado con otros
que hoy impone la ley del calendario.

Me estoy haciendo vieja mientras tú
sigues siendo tan niño como antes.
Tus amigos son hombres ya crecidos,
los veo y sólo pienso: así serías,
con el condicional eterno, inevitable.

Y es que la vida
ha seguido, mi amor, como si nada.