domingo, 29 de abril de 2012

AHORA LO SÉ

Tu me diste a probar el fruto verde
de tus ojos negrísimos.
(José Luis Zúñiga, 27 ciruelos por delante)







Resonaban sus versos en la sala
en las voces de amigos y en la suya
que no hemos olvidado,
que no olvidamos nunca,
que ya es cuerpo en el aire
de Libertad,
voz de la libertad.

La emoción se cortaba entre sonrisas,
entre sonrisas hechas de nostalgia.

Hubo los que lloramos vergonzosamente,
sin vergüenza,
sin pudor ni recato, a moco suelto,
elemental, primario, 
obscena exhibición de una tristeza.
que acaso sin derecho
nos hemos apropiado.

Hubo los que aguantaron como héroes

y leyeron sus versos con el tono preciso,
los que no respiraban
para no profanar la magia del momento.

Ella cantó,
y sonrió tranquila a unos y a otros
y se dejó abrazar miles de veces
sin perder el sosiego de sus ojos.

Cuando todos nos fuimos
ella volvió a su casa. 
                                Sonreía.
Él la estaba esperando
                                  como siempre.