viernes, 20 de abril de 2012

UNA ALEGRE MAÑANA

La luz de la mañana
se me antoja excesiva, como de mala foto;
no matiza perfiles ni define las sombras
es demasiado intensa para mi escepticismo.
Las jóvenes parejas
juegan a cambiar besos como si fueran cromos;
quizá ignoran que un beso nunca está repetido
o quizá, simplemente, los envidio.
Las familias modelo, con ropa deportiva,
consumen sus angustias en el hipermercado
¡ojalá sean felices!
Y la mujer gitana que pregona claveles
lleva en su vientre el hijo que hace el número ocho.
Y también vivirá,
suelen vivir los hijos, casi siempre.

He comprado unas flores -blancas, como tu risa-
todas juntas parecen un helado de nata
que te llevo de postre.

Para que no se sequen
las pondré en un un jarrón lleno de lágrimas
y adornaré con ellas tu retrato.
(Pintura de Carolina Torres Martín)