martes, 28 de mayo de 2013

FRANCESCA NO ABRIÓ LA PUERTA

Los viejos sueños eran buenos sueños. No se realizaron pero me alegro de haberlos tenido.
(Francesca en Los puentes de Madison)





La mano se engarfió en el picaporte
antes de abrir la puerta a lo imposible
y un diluvio de adioses
inundó en un instante el futuro perfecto.

Porque hay sueños que siempre serán sueños,
no pueden infectarse
de realidad mediocre y de rutina
y mantenerse vivos pese a todo.

Porque la historia juega con ventaja
con su hipoteca a cuestas
de memoria común y de costumbre,
de tristeza callada y sucesiva,
de confortable tedio
y acaba levantando un muro inexpugnable.

Y si el sueño perdiera su condición de sueño
moriría también más temprano que tarde
según lo que dispone la experiencia. 

Pero no es menos cierto
que hay que probar la miel
para al menos saber lo que perdemos
y poder recordarlo de por vida.

(Imagen de Los Puentes de Madison)