viernes, 8 de noviembre de 2013

COMO SIEMPRE

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquél que amó, vivió, murió por dentro.

(Blas de Otero)

Al salir de tu casa
me guardé tu mirada en el bolsillo
de atrás de los vaqueros.

Todo seguía igual que cada noche,
con iguales miserias
y las mismas pequeñas mezquindades,
idénticas mentiras que otras veces.

Como siempre las luces de los coches
dejándose la vida en el asfalto
dejándose la muerte en la trastienda.

Como siempre los bares atestados
de gentes aturdidas, de bullicio,
de risas, de murmullos ahogando las verdades.

Me fumé mil cigarros y tomé un par de copas,
me abracé a los amigos, como siempre,
escondiendo mi pena en los abrazos
y me contaron chistes; me dolían
los pies y la esperanza.

Sobre todo dolía la esperanza.

Pero también reí, como si nada,
dije que todo bien y juraría
que me comprometí a no sé que evento;
seguro que era muy interesante.

Tú te quedaste a solas con la muerte
y yo tenía que seguir viviendo.