domingo, 24 de noviembre de 2013

NACEMOS LIMPIOS

...y esperan que tu llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
(Ángel González) 
Nacemos impolutos,
limpios de mezquindades, sonreímos,
lloramos, nos movemos
por las cosas que manda
el natural impulso.

Pero hay algunos duendes tenebrosos
a los que no les gusta la sonrisa,
que no pueden amar
porque quizá se aman demasiado
con un amor oscuro,
enfermo de agasajos y lisonjas.

Ejercen su atracción sobre los débiles,
los atraen con sus cantos de sirena
solo porque precisan su dosis de alabanzas,
el cotidiano incienso
que duerma sus sentidos y disfrace
su soledad tristísima.

No tengo inconveniente en halagarlos
siempre que lo merezcan
si con eso consiguen ser felices
e incluso puedo amarlos sin condición alguna.

Pero no les perdono que malversen
ni siquiera las migas
de aquellos que los aman,
a los que fascinaron con su encanto
y luego abandonaron.


Pero no les perdono que envenenen

el corazón de los que sedujeron
e inoculen en ellos su amargura.