domingo, 5 de enero de 2014

TIERRA

Tengo los pies hundidos en la tierra,
tan hundidos que no alcanzo a mirar
la belleza que asoma tras las nubes.

Mis ojos se detienen casi siempre
en el dolor que encuentro en el camino,
en las tristezas con las que tropiezo,
la soledad que a veces se agavilla
a los pies de la cama.

Están tan arraigadas mis raíces
en lo cierto y real, en lo tangible,
que apenas logro levitar un palmo
antes de desplomarme
de nuevo sobre el suelo conocido.

Pero hoy quiero soñar que me refugio
allí, en lo más profundo de tus ojos
y me transformo en ave y sobrevuelo
por encima de todos los fracasos.

Hoy quiero levitar aunque me caiga.