domingo, 4 de diciembre de 2016

LA LUZ

Al cabo de mi vida he muerto muchas veces
pero siempre volvía a pesar de mí misma.
siempre nacía una célula rebelde
negando que el dolor fuera mi hábitat,
que la tristeza fuera una costumbre
o un vicio malsano.

Y encontraba un resquicio entre mi carne
para volver al mundo de los vivos,
un fulgor con la forma de un abrazo,
un deseo impreciso o una lágrima
por un tiempo imposible, una sonrisa
que brillaba a lo lejos, que brillaba.

Hoy he muerto, por fin, definitivamente.
Me ha vencido la vida, ya no veo
esa luz redentora allá en límite
de todos los dolores, ni siquiera
cuando miro hacia atrás puedo encontrarla,
ya no me reconozco en ningún cuerpo.

Ya no sé cómo hallar el camino a mi casa.