martes, 27 de febrero de 2018

EL DE DESPUÉS

Cuando apagó el cigarro se dijo que era el último
como lo fue el abrazo con que se despidieron
después de que pisara contra el suelo
la diminuta luz agonizante.

Con el humo se fueron los besos, las promesas,
la lluvia que mojaba la memoria
de noches que guardaban el amor de la carne,
el que enjuga el dolor en otro cuerpo,
que ahoga entre gemidos la tristeza
que disuelve en saliva los sollozos
y los cambia en sonrisas, pero sabe
que la vida no acaba entre las sábanas,
que mañana saldremos otra vez
enseñando los dientes al futuro,
disimulando el miedo, las derrotas,
maquillando de luz las cicatrices.

No volverá a encender el de después
porque ya nunca habrá después de nada.

jueves, 22 de febrero de 2018

HUBO UN TIEMPO

Hubo un tiempo, hace tiempo,
en el que era inocente y vivía sin miedo,
también era feliz, aunque no lo sabía,
y tan feliz lloraba cada noche
-sobre todo en verano y luna llena-
sin saber del dolor, de los dolores,
que habrían de venir, inexorables,
a matarme despacio y a la larga.

Hubo un tiempo, hace tiempo, en que desconocía
que odiar era tan fácil, que el cariño
podía diluirse en un instante
sin siquiera un pellizco de memoria
que la palabra amigo era tan leve
como las hojas muertas en otoño.

Hubo un tiempo, hace tiempo,
en que yo no medía mis palabras
ni miraba a los lados con recelo
antes de pronunciarlas. Por entonces
sentía mi país como mi casa
de par en par abierta para todos.

Hubo un tiempo, hace tiempo,
en que la soledad era el ocaso,
esa dulce nostalgia de la tarde
en que los grillos cantan su salmodia
mientras el sol se pone tras los montes,
pero no el abandono ni el olvido.

Hace tiempo hubo un tiempo
en que la gente hablaba de sus cosas
-y no de lo que mandan los que mandan
ni dictan tertulianos mercenarios
pagados por los unos o los otros-

y en el que nadie andaba por la calle
enseñando un cuchillo entre los dientes
y lloraba y reía y se contaba
que tiene al niño enfermo,
que no le llega el sueldo al día quince
que por fin se ha besado con quien ama.

Hace tiempo hubo un tiempo
en que las buenas gentes se querían.

sábado, 17 de febrero de 2018

DESAYUNO

Con el café humeante mira por la ventana
el parque en el que corren unos perros,
los columpios sin niños; a esas horas
un viejo que se esfuerza
en hacer a su edad los ejercicios
que le ha indicado el médico
en esos aparatos infernales.

Una madre muy joven
empuja la sillita de un bebé
y arrastra de la mano
a otro muy pequeño que se queja
-mamá, no corras tanto, parece que le implora,
pero ella acelera, tiene prisa,
la van a sancionar en el trabajo.

La radio da noticias de política,
de ciertos contubernios vergonzosos,
de juicios a ladrones,
a corruptos chulescos que se ríen
en la cara del pueblo que los vota.
Discuten tertulianos,
periodistas muy listos; solo quedan
unos pocos minutos de programa
y llegan los anuncios de coches y seguros.

Unos segundos antes de cerrar
dicen, como de paso,
que ha muerto otra mujer asesinada
y un chico transexual
se ha suicidado con dieciséis años.
Mensaje de una agencia inmobiliaria
y dan el resultado del partido.

Se sirve otro café. Mira por la ventana
la vida de la gente; parece que hace frío
pero seguramente al mediodía
el sol calentará los corazones.
En el pecho le bulle como una rabia antigua,
que le empapa los ojos. Está sola
y se permite el lujo de llorar sin vergüenza.

Después de tres cigarros,
entre el humo y las lágrimas
casi no ve la calle. Hace recuento
de las obligaciones de ese viernes.
Una vez más hay que empezar el día.

viernes, 16 de febrero de 2018

PALABRAS

A veces las palabras me dan miedo
-vida, amistad, amor, esperanza o justicia,
desilusión, dolor, fugacidad, memoria-
las que digo, las que leo, las que escucho,
las que callo y me infectan la garganta,
las que pasan silbando igual que proyectiles,
las que hicieron promesas inviables,
las que dije algún día sin saber
que nunca llegarían a ser ciertas
y las que me dijeron tomándome por otra.

Las que muerden mi boca y luego ríen,
las que no entiendo y las que no me entienden.

Las que veo a través de tu mirada
pero no las pronuncias, 
las que intuyo en silencio 
al borde de tus labios.

viernes, 9 de febrero de 2018

PANORAMA DESDE EL TREN

En sentido contrario a mi mirada
corre la tierra, el cielo, campanarios
de iglesias de Castilla,
los árboles desnudos y retazos de nieve
como algodones gélidos.

Y escribo en el reverso del billete
que llevo tiempo sin saber de ti,
que te engulló una sima de silencio,
que no sé dónde estás ni lo que piensas
de aquella absurda noche
que atacó por la espalda y nos rendimos.

Y ahora ya no sé si fue verdad
o solo un sueño húmedo.

Me está pidiendo el cuerpo
un beso y un cigarro.
Fumar está prohibido
y tú no estás aquí ni se te espera.